Poco a poco me acerco a la presa de Sau. Una vez allí la atravieso y empizo a subir por la otra vertiente, hacia los 'cingles de Tavertet', los cuales desde abajo tiene un aspecto impresionante.
Aun es pronto y el sol no aprieta y de momento físicamente me encuentro bastante bien. Poco a poco el camino se va haciendo más empinado hasta que, al llegar al pié del macizo el camino se transforma en unas escaleras naturales que se encaraman montaña arriba. La subida es corta y fuerte. A las once menos cuarto llego a Tavertet (15 minutos antes de lo provisto!).
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Solo me faltaría tener de subir con niebla! |