El abrazo

Había pensado en este momento muchas veces, supongo que todos lo hacemos. Sin embargo me pilló por sorpresa. Demasiado pronto... aun no. Pero no puede evitarse, es casi lo único que no puede evitarse. Me resisto a perderte y tomo tu mano con más fuerza, como si quisiera llevarte conmigo y sacarte de esta pesadilla. Tú sin embargo me miras con serenidad, con un cariño inmenso, tratando de decirme con tus ojos que está bien así, que es inútil luchar, que todos tenemos un tiempo limitado y que eso es precisamente lo que da valor a nuestras vidas y un sentido a todo lo que hacemos mientras la vivimos. Contemplo tu rostro pálido y cansado, tratando de contener las lágrimas que manan de la fuente de mi tristeza. Pensamientos, sentimientos, recuerdos, sueños y deseos. Millones de palabras se atascan en mi boca tratando de salir para decirte todo lo que no había dicho antes. Todas aquellas cosas que siempre dejé para otra ocasión, porque no era el momento adecuado, porque esas cosas no hace falta decirlas, porque se dan por supuestas. Y ahora sin embargo, cuanto lamento no haberlas dicho. Y ahora que quiero hacerlo, ya no hay tiempo. Me enfado conmigo mismo y con el destino que me niega apenas unos minutos más, unas horas más. Quizás un día más. Te parece tan poco... que crueldad que te lo nieguen. Entonces siento una pequeña presión en mi mano, casi imperceptible. Es tu mano: frágil y casi sin vida. Me miras con cariño y con una sabiduría extraña, como si supieras todo lo que está pasando por mi cabeza en ese momento, mi dolor, la tristeza, el miedo a perderte. Una mirada fija en mi, consolándome y reconfortándome. Pienso con un punto de humor que debería ser yo quien diera sosiego en esta situación. Pero los papeles parece que se han cambiado. Me dices que conoces todas esas palabras sin haberlas oído, que siempre las has sabido aunque a veces hayamos fingido que no existían.
El final es también el fin del dolor y del sufrimiento, irónicamente es el descanso y el reposo la cura de todos los males. Quizás es resignación, tal vez es rendirse sin más, o tal vez sea mucho más que todo eso. Siento como te dejas ir, como dejas que todo tu ser fluya lenta y mansamente, como el río al llegar al océano para ahí verter toda esa agua que una vez vio nacer un arroyo al llegar la primavera y romperse los hielos. Desde las grandes cimas nevadas, superando todos los obstáculos y trampas, bajando con fuerza y energía, imparable e impetuoso. Creciendo paulatinamente, arrastrando piedras y modelando valles y cañones. Creando su propio camino al océano, su historia en cada recodo, en cada remanso, en cada cascada. Dando vida a su paso, en sus orillas, plantando la semilla para todos los que vendrán detrás. Fundiéndose finalmente, en un abrazo silencioso con el mar, que ha estado esperando pacientemente todo este tiempo. El abrazo ha llegado, siento como tu frágil cuerpo pierde su fuerza. Te tengo delante pero ya no estás frente a mí. Un inmenso muro se ha levantado entre los dos y por más fuerte que tomo tu mano, no puedo echarlo abajo. Nunca había estado tan cerca de ti y sin embargo nunca estaré tan lejos de alcanzarte. Un inmenso dolor sube por mi garganta y se queda ahí, agarrotado. Mis ojos ya no resisten más y lloran sin ningún pudor. Me derrumbo sobre ti, como tratando de sentir un aliento que hace un momento estaba ahí y sencillamente se fundió como el rocío. El tiempo parece detenerse, burlándose de mi y haciendo más eterna mi pena. Me cuesta otra eternidad aceptar tu marcha, comprender que en realidad el guión siempre había sido ese y que en esta película no hay productor capaz de cambiar el final. Y aunque el saberlo no me ayuda a sentirme mejor, me hace pensar que ciertamente lo limitado de nuestra existencia es la clave de nuestras inquietudes, aquello que nos impulsa a crear, a construir, a dejar un legado que nos mantenga vivos, al menos en las mentes de otros. Una herencia de la que formo parte, quizás la mayor parte. Porque yo soy parte de ti, y algo de ti permanece en mi ahora y siempre hasta la hora de mi último abrazo. Ahora se que cuando el momento llegue, tú estarás conmigo.

Autor : Joan Moret

This template downloaded form free website templates