Pienso en ti
La noche ya se ha adueñado de todo y busco el descanso tras un día de locos. Apago la luz y la oscuridad se suma al silencio en mi habitación. Mis ojos siguen abiertos, pero no ven. Mis oídos escuchan, pero no oyen. Por un instante vivo en la nada pero no me asusta, porque se que mañana volverá la luz. Y en ese momento, siempre pienso en ti. Me pregunto como te sientes para desear que la nada se quede contigo. Me pregunto por qué quieres cerrar los ojos y no abrirlos más. Me pregunto por qué prefieres el silencio al mañana y me digo a mi mismo que ojalá no fuera así. Pienso en ello, en ti, mientras doy vueltas en la nada que tanto anhelas, intentando comprender lo que sientes. Mi cuerpo agotado se relaja y busca el descanso pero mi mente sigue trabajando, imaginándote y pensando en tu sufrimiento, en lo que te lleva a sentirte así. Comprendo lo arrogante que puede parecerte que te diga que olvides todo lo malo. Quizás por eso me siento extraño y diminuto. Me agito en la oscuridad inquieto, mientras trato de encontrar algo: una esperanza, quizás tan solo algo que por un instante te devuelva la sonrisa. Imagino mil historias, mil conversaciones, mil encuentros contigo, mil bromas tontas, mil sonrisas tiernas y mil abrazos llenos de cariño. Luego intento elegir la mejor de todas para ti, y me quedo con la duda de saber si la sonrisa ganadora sería capaz de contagiarte, si mi abrazo podría quitarte un poco de ese vacío que se ha apoderado de ti. Mis ojos se van cerrando y el cansancio lentamente me va venciendo. Por un momento vivo a caballo de dos mundos: la lucidez y el reino de los sueños. Como por arte de magia suceden cosas maravillosas: Oigo sinfonías y veo historias cruzando frente a mí vertiginosamente. Lugares desconocidos y canciones que nunca he escuchado. Poemas que ignoraba e imágenes jamás contempladas. Aparece todo a la vez, superpuesto caoticamente. Pero a pesar de ello puedo apreciarlo todo con detalle. Puedo separarlo todo y observarlo detenidamente. Es hermoso, es todo un mundo que pulula frente a mí. Entonces, cuando al fin comprendo, sonrío porque ese mundo soy yo. Porque todo lo que veo ahí dentro soy yo. Y se que con el tiempo, quizás algo de ese mundo salga de su escondrijo para que todos los demás puedan contemplarlo. Entonces vuelvo a pensar en ti, en todo el mundo que tú eres y en el mundo que llevas dentro de ti. En las maravillas que contienes, en todo lo que llevamos dentro cada uno de nosotros. Somos un sol que da vida a toda una multitud y cuando una estrella se apaga en el firmamento, no tan solo el cielo se hace un poco más oscuro sino que miles de voces callan y miles de imágenes se borran, miles de sueños se quedan sin cumplir y miles de historias nunca terminan. Ya se que en un universo repleto de estrellas, poco importa una de más o una de menos, pero a pesar de todo, aun sin nunca haber estado ahí y ser tan lejana y diminuta me alegraría mucho verte lucir cada noche junto a todas las demás. Porque... ¿hay que conocer a una estrella para sentir cariño por ella?
Autor : Joan Moret