Ayer perdí las estrellas. A pesar de que acudieron a mí como cada noche, me las perdí. Se que estaban ahi, donde siempre y sin embargo no alzé la vista para buscarlas. Ni siquiera lo intenté, porque anoche mis ojos vieron otro mundo tan maravilloso como el que gira sobre mi cabeza.
Un lugar donde la única luz que existe es el brillo de tu mirada. Un lugar donde el sonido se convierte en susurros y en donde el viento se transforma en tus caricias, donde cada segundo dura un millón de años y donde el mayor tesoro posible es una sonrisa de tus labios.
Fundidos en un abrazo, caemos lentamente en ese mundo que nosotros mismos hemos creado. El resto ya no importa, se vuelve borroso, se diluye y despararece.
No puedo dejar de mirarte, no quiero dejar de hacerlo. Porque mis ojos tratan de decirte lo que mis labios no pueden. Como explicarte con palabras lo que siento? Como recitarte el libro de mi amor por ti? Pasaría una eternidad y aun no habría terminado la primera página.
Ojalá pudiera poner mi alma en tu corazón, aunque solo fuera un instante, porque entonces comprenderias todo lo que trato de explicarte.
Me devuelves la mirada y yo por un momento creo estar frente a un espejo porque lo que veo en ella es lo mismo que traté de mostrarte. Me sonries con dulzura y entonces comprendo que tus palabras también se sienten diminutas. Te aprietas más contra mí y yo me maravillo de poder abarcar todo un universo con mis brazos, de saber que más allá de tí ya no hay nada, de comprender que ahora, en este mundo soy feliz.
Ayer no dormí y sin embargo soñé toda la noche. Ya no quiero dormír más porque los sueños que tenga nunca serán como tú.
Y si alguna vez vuelvo a levantar la mirada al cielo para contemplar el firmamento, se que las estrellas serán mas hermosas que nunca porque tú estás a mi lado.

Autor : Joan Moret