La tormenta
A veces los recuerdos vuelven a mí y siento que se clavan en mi corazón. Cosas que viví y sentí. Cosas que son del pasado y que intento que mueran para siempre pero que se resisten a morir.
Y siento que el corazón se llena de dolor otra vez y padezco lo que ya sufrí una vez. Me aferro al presente y sueño con el futuro pero el pasado sigue ahí intentando volver a ser presente. Cuando siento que la brisa de la vida vuelve a agitar mi pelo y el sol calienta el corazón de nuevo, aparece la tormenta que yo creía lejana. Intento ignorarla y seguir adelante pero al verla siento dolor y al ignorarla siento dolor también. Quizás aun hay algo di mi dentro de la tormenta, algo de mí que intento que muera y no quiere.
Y sufro porque no quiero sufrir y porque no quiero que sufran pero sé que sufro y sé que hago sufrir.
Y la vida sigue y me siento feliz a pesar de todo, lo intento al menos. Compartiendo y dando lo que tengo a quien lo quiera recibir, buscando el cariño que a veces me falta, buscando de nuevo la brisa en mi cara y el sol en mi corazón.
Mirando a mi alrededor veo cosas bonitas y me pregunto porque lo que veo no me hace feliz si es mas de lo que nunca tuve. Es la tormenta, lo sé... que puedo hacer con ella si agito mis brazos para que se vaya y ella vuelve siempre. Solo puedo darle la espalda e ignorarla y aunque oiga sus truenos sobre mi hacer como que no existe. Quizás con el tiempo la tormenta pierda su poder y se desvanezca y deje al fin que la luz del sol llegue a mí de nuevo.
Y hasta que eso pase yo me aferraré a lo que más quiero con todo mi ser, un pedazo de madera para algunos, el amor de mi vida para mí. Y haré que llore mi pena y haré que ira mi alegría, juntos, como siempre ha sido. Protegiéndose el uno al otro de la tormenta.
Felices de ver que aun hay quien piensa en ellos y que les hacen felices quizás sin saberlo.
Alguien que les haga ver que por más doloroso que fuera el pasado, ahora vivimos en un presente hermoso y lleno de bondad, de amistad, de ganas de vivir, de rosas que dan cariño y de delfines que dan ternura.
Y cuando oigo a mi guitarra cantar lloro de tanto que siento, porque ella me hace ver que en realidad soy feliz y tanto y tanto siento que no me cabe en mi corazón y sale de mí en forma de lágrimas. Las lagrimas de un hogol que es feliz con lo que tiene y que siempre da todo lo que lleva dentro y se conforma con un poco de cariño, sintiendo que ese poco es tanto y tanto que llena su alma de paz y felicidad.
Autor : Joan Moret